Posiblemente
el truco más encantador y simpático jamás inventado.
El
espectador nombra una carta (sin forzaje alguno). A continuación, tú
muestras que todos los dorsos de la baraja presentan el dibujito de un
mago. Finalmente, ante el deleite de la audiencia, hojeas la baraja con
el pulgar, las cartas van pasando una tras otra, y los dibujos generan
una secuencia animada. A lo largo de la secuencia, el mago dibujado acerca
su mano al sombrero y saca una carta... ¡que resulta ser la misma que
el espectador escogió!
El juego puede repetirse inmediatamente con cualquier carta y tantas veces
como se quiera.
Este es uno de esos raros juegos de magia que son aún más increíbles cuando
se hacen por segunda vez. No requiere una gran habilidad manual. |